Aunque no lo parezca, es tiempo de otoño, tiempo de tordos negros y chaquetas finas; es tiempo de recoger las olivas, llevarlas a la almazara y disfrutar del aroma del aceite nuevo. Es tiempo de aliñar aceitunas y de recoger ramitas de hinojo para hacerlas partidas; y también es tiempo de secar las olivas al sol con orégano y sal.
Esta tradición del Camp d'Elx no es de las más conocidas, pero es una de las mejores formas de disfrutar del fruto del olivo. Las aceitunas negras secas se pueden tomar tal cual, acompañando cualquier plato, aunque resultan ideales para combinar con la frescura de una ensalada de tomate. A mí me gustan como aperitivo, solas, con un chorretón de aceite y un vaso de buen vino.
Su elaboración es muy sencilla:
Olivas negras maduras
Orégano
SAL
SOL
Simplemente tendremos que quitar el hueso de las aceitunas presionando un poco con los dedos (¡cuidado, que salpica!). A continuación las extenderemos sobre una bandeja y las mezclaremos bien con orégano y un pellizco de sal. Ya solo queda dejarlas al sol durante cuatro o cinco días, con la precaución de guardarlas todas las noches bajo techo. Es aconsejable consumirlas en pocas semanas, aunque si queremos conservarlas durante más tiempo, solo tendremos que gardarlas en un bote de cristal impregnadas en aceite.